
Y es que cada vez que tengo una maleta frente a mi, mis ojos dejan de percibir lo qué vería cualquier ser admitido por la sociedad como alguien adulto y normal y comienzan a elucubrar y evocar las apasionantes aventuras e historias cuenta cada uno de ellos.
Veo como en los discos del techno más duro e industrial fluyen mareas mecanizadas, luchas encarnizadas entre colosos robóticos de un desgastado color cobre o asaltos kamikazes a grandes corporaciones megalómanas en cualquier ciudad de un universo cyberpunk. Los electro dibujan paisajes cargados de fosforescencia, movimientos ejecutados por brillantes androides y viajes interestelares a través de azules eléctricos y purpuras palpitantes con destino a algún mundo ya marchito pero con instalaciones olvidadas totalmente funcionales. Los de Goa trance germinan frente a mi en un universo primitivo, tribal y espiritual cargado de tradiciones naturales, expediciones a ruinas extraterrestres en frondosos bosques de mutantes frutas multicromáticas. El Speed Metal y el Epic Metal traen hasta mi mente los dragones, hechiceros y nayades de mundos mágicos donde no hay mayor triunfo que conseguir tal cetro de poder o cual espada devoradora de almas con conciencia propia.
Por eso cuando en plena sesión unos discos se fusionan con otros en mi mente se desarrollan historias donde lo fantástico, espacial y tecnológico se fusionan dando lugar a historias aun más apasionantes donde caballeros andantes luchan con colosos robóticos a lo largo de viajes interestelares, tribus primitivas cenan apaciblemente frutas multicromaticas con dragones de hielo, y los androides son reparados por viejos hechiceros en universos cyberpunks.
Ahora entenderás por que realmente no son contenedores de discos sino poderosos cofres de poder.
Esta semana:
- Novedades discográficas.
- Conexión con Eniac277.
- Conexión con Tuno Gomes.
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