Latest Entries »

miércoles, 2 de octubre de 2013

EDICION 15/02 "LLAMANDO A CTHULHU"

Cerré aquel libro de Isaac Asimov, ciertamente uno de mis favoritos, Yo Robot siempre tendría un lugar privilegiado en mi estantería.
Había vuelto de la vieja casa de mi abuelo y guiado por un extraño impulso me había dirigido hasta la estantería donde reposaban cada una de las joyas encuadernadas que engrosaban el catalogo cultural de mi estudio. Con el dedo indice extendido fui repasando uno a uno, balda por balda cada uno de los volumenes, rezando entre susurros cada uno de sus titulos como si de pasajes prohibidos se tratase.
Con un extraño latigazo mi dedo se quedo fijo frente a uno de los volumenes más gastados, un pequeño libro que guardaba uno de los relatos más influyentes en la literatura del siglo XX. La llamada de Cthulhu:

No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas. Algunos teósofos han sospechado la majestuosa grandeza del ciclo cósmico del que nuestro mundo y nuestra raza no son más que fugaces incidentes. Han señalado extrañas supervivencias en términos que nos helarían la sangre si no estuviesen disfrazados por un blando optimismo. Pero no son ellos los que me han dado la fugaz visón de esos dones prohibidos, que me estremecen cuando pienso en ellos, y me enloquecen cuando sueño con ellos. Esa visión, como toda temible visión de la verdad, surgió de una unión casual de elementos diversos; en este caso, el artículo de un viejo períodico y las notas de un profesor ya fallecido. Espero que ningún otro logre llevar a cabo esta unión; yo, por cierto, si vivo, no añadiré voluntariamente un sólo eslabón a tan espantosa cadena. Creo, por otra parte, que el profesor había decidido, también, no revelar lo que sabía, y que si no hubiese muerto repentinamente, hubiera destruido sus notas."

Respire pausadamente e imaginando oir aquellas repulsivas flautas que en ciertos pasajes lovercraftianos hacian presencia recorde aquel apunte del arabe loco Abdul Al Harez de su prohibido libro, "El Necronomicon":
"Que no está muerto lo que yace eternamente, y con los eones extraños incluso la muerte puede morir"

Esta semana:
-Novedades discográficas.
-Conexión con Tuno Gomes.
-Conexión con Eniac277.
-Presentación de Nacho Romero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario